P
ablo Klein llega a una pequeña capital de provincia de la España de la época -posiblemente Salamanca-, para ejercer como profesor de alemán en el Instituto, invitado por el director del mismo, pero se encuentra con que éste ha muerto. Hace amistad con la familia de dicho director, una de cuyas hijas es Elvira, una joven muchacha que parece adelantada a los tiempos que corren frente a las demás jóvenes de esta ciudad.
Durante los pocos meses que permanece Pablo allí, se relaciona con diversas personas. Entre esas relaciones destacan las de Rosa, compañera de pensión y conversaciones, que trabaja como cantante en un cabaret, y con Elvira, la hija del difunto directo. Pablo también hace amistad con una alumna suya, Natalia, todavía adolescente, pues tiene dieciséis años, perteneciente a un familia adinerada, como lo eran las familias que se podían permitir que una mujer fuese a un instituto a instruirse. Natalia, como Elvira, también tiene inquietudes: no está obsesionada por encontrar novio, sino que tiene el deseo de estudiar e instruirse, lo cual le hace sentirse algo más libre, conectando así con su profesor de alemán.
Por su parte, el mundo de Natalia, cuya historia discurre paralela a la de Klein, se desenvuelve en círculos cerrados, relacionándose solo con su familia, las amigas de clase y el profesor, cuando coinciden en el instituto. Su vida está dedicada al estudio y solo se ve perturbada por las constantes discusiones entre sus dos hermanas, Julia y Mercedes.
Al final de la novela, Pablo sufrirá una crisis que le llevará a replantearse su camino, y decide marcharse a Madrid. Cuando va a la estación para tomar el tren se encuentra con Natalia, quien está despidiendo a su hermana Julia, que por fin ha decidido irse a Madrid aun sin el consentimiento paterno. Tras un breve y emotivo encuentro, Natalia le comunica a Pablo que cuando acabe sus estudios de bachiller se trasladará también a Madrid con la intención de proseguir sus estudios.
La novela presenta una estructura externa dividida en dos partes: