a lengua va adaptando su vocabulario a las necesidades de los hablantes. Algunos vocablos caen en desuso (son los arcaísmos, como hogaño, otrora, so… ) y aparecen nuevas palabras: neologismos (para designar nuevas realidades, como ciberespacio, hipertexto, hackear… ), cultismos (como vídeo o televisión), tecnicismos, neologismos semánticos, creaciones literarias, e incluso mediante la aceptación de algunos vulgarismos y coloquialismos.
A partir de las palabras primitivas (aquellas que no proceden de ninguna otra), la lengua se vale de diversos procedimientos morfológicos para la formación de palabras complejas. Destacan la derivación, la composición y la parasíntesis.